Paseando por el Parque del Miño

Durante unos años se realizaron gestiones para convertir lo que era una escombrera al borde de una carretera, la Nacional-VI entre A Coruña y Madrid, a su paso por Lugo y a orillas de Río Miño entre el nudo de la carretera de Santiago y la gasolinera del Miño, en una zona verde. Fueron largas, complicadas y no exentas de polémicas y alguna crítica.
Finalmente conseguimos dos parques: uno entre la zona de la antigua fábrica de la luz y el puente romano y otro entre el restaurante O Muiño y la confluencia con el Río Rato.
Repito, todo ese espacio eran escombreras permitidas o no pero allí estaban desde hacía mucho tiempo, y de no actuar como se hizo, allí seguirían.
Cuando se planteó el proyecto del Parque del Miño tuvimos que ponerlo en conocimiento de los organismos con competencias, y hacer trámites de cara a obtener las necesarias autorizaciones. Entre ellos la Confederación Hidrográfica del Norte (Ministerio de Medio Ambiente). De todos los requisitos que se pusieron al proyecto solo resaltaré lo más importante: no utilizar hormigón ni realizar movimientos de tierra que alterasen el nivel del terreno ni provocasen caídas de tierra al río Miño. Y así se hizo durante 1998 y 1999, finalizando la obra en mayo del 99.
Años después de la finalización del Parque del Miño, el actual gobierno municipal y el Ministerio de Medio Ambiente, sí MEDIO AMBIENTE, decidieron realizar la obra de los colectores generales de Lugo que recorrían el margen de la Nacional VI de forma que para ello fuera inevitable levantar todo el Parque y destrozar lo realizado hacia 6 años.
Quiero hacer hincapié en dos cuestiones importantes: la primera es que la forma en que el Ministerio lleva a cabo las obras ha supuesto el desplazamiento y movimiento de muchas toneladas de tierra, algunas de las cuales han ido a para al Río. Y la segunda y más llamativa es que en esta ocasión se han utilizado miles de metros cúbicos de hormigón para realizar la obra, sobre todo en la construcción de grandes depósitos o tanques de tormenta que, lejos de quedar enterrados en muchos sitios rebasan el nivel del terreno y quedan a la vista en una parte importante. A ello habría que añadir las construcciones de casetas de regulación sobre estos tanques en número importante y de dimensiones considerables, con un acabado poco acorde con el entorno.
Nos podemos preguntar ¿cómo es posible que el propio Ministerio encargado de velar por el respeto a un cauce fluvial realice obras que en el momento de la recuperación de ese lugar ni de lejos consentía?; ¿Cómo se pueden emplear tantos metros cúbicos de hormigón en una zona de ribera?; ¿No hay otra alternativa a esas edificaciones horrorosas en zona de dominio público? De tener que mantenerse podían dedicar una parte a servicios públicos.
Para terminar diré que durante más de 2 años los lucenses que acudían en número importante y con frecuencia a esta emblemática zona no han podido entrar por encontrarse cerrada o llena de barro. Y todo por no haber acometido estos trabajos por tramos, de forma que siempre existieran zonas utilizables y el impacto de tanta maquinaria y movimiento de tierra fuera mínimo.
En definitiva, estamos ante un ejemplo de ineficacia, falta de sensibilidad y pocos escrúpulos a la hora de trabajar en una zona sensible, y protegida por leyes medioambientales.
Lo mas grave es que los que realizan este despropósito son los que velan por nuestro medio ambiente. ¿Se imaginan lo que ocurriría si un particular levantase una caseta a 10 metros de la orilla del río?; ¿O si tuviera inservible y convertida en un lodazal su parcela en una zona de dominio público?
El Ministerio de Medio Ambiente y el Ayuntamiento de Lugo opinan que todo va bien y nos anuncian que este verano volveremos a tener parque, o algo parecido. El último anuncio en este sentido lo fijaba para mayo del 2006.
Mientras tanto solo nos queda esperar...